jueves, 16 de junio de 2016

COLISEO ROMANO - PUBLICADO (KARLA RIQUELME )

El Coliseo romano

A pesar de que hoy en día se encuentra en ruinas nos sigue impresionando por su gran tamaño y belleza. Desde 2007, está considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

Si te fijas en las imágenes y dejas volar un poco tu imaginación, podrás hacerte una idea de cómo era hace 2000 años.

¡A los romanos les gustaba divertirse!
Como sabes, una de las civilizaciones más importantes de la Antigüedad fue la romana. Durante siglos, el pueblo de Roma conquistó muchos territorios y creó un gran imperio que se extendió por parte de Europa, Asia y África. Esta época es lo que conocemos como Imperio Romano.

En ese tiempo, los emperadores tenían todo el poder. Una de las maneras de demostrar su grandeza, era mandando construir enormes y majestuosos edificios, sobre todo en Roma, la capital del Imperio.

El Coliseo Romano de noche

Los habitantes de Roma eran muy aficionados a los espectáculos y a los emperadores les gustaba que su pueblo estuviera entretenido. Igual que nosotros hoy en día tenemos cines, museos o parques de atracciones para pasarlo bien, ellos disponían de lugares especiales donde divertirse: teatros para ver obras dramáticas, circos donde contemplar carreras de caballos, o anfiteatros para disfrutar de variados espectáculos.

Pues bien, el Coliseo de Roma era un gran anfiteatro, el más grande e importante de todos los que han existido. En realidad, se llama Anfiteatro Flavio, pero todo el mundo lo conoce como el Coliseo romano.

Lo mandó construir el emperador Vespasiano en el año 72 d. C. y se hizo en un tiempo record ¡En menos de diez años estaba terminado!

DATO IMPORTANTE :

¿Cómo era el Coliseo cuando se construyó?
El Coliseo Romano, como todos los anfiteatros, tenía forma ovalada y gradas para que el público pudiera ver bien las representaciones. ¡En el había asientos para 55 mil personas! Esa es más o menos la gente que cabe hoy en día en muchos de los grandes campos de futbol y créeme si te digo que dentro entrarían todos los habitantes de ciudades actuales como Huesca o Segovia.

El mejor sitio, la Tribuna, se reservaba para el Emperador y su familia, mientras que los demás espectadores se sentaban según su nivel de riqueza e importancia. A los más pobres les tocaba en la parte más alta, que lógicamente, era el sitio desde donde se veía peor.



¡ Es increíble !

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